miércoles, 11 de enero de 2017

Primer viaje en avión.

Mientras vosotros leéis esto nosotros estamos de vuelta a casa en el segundo vuelo de nuestro bebe. Otro año más las vacaciones de navidad se han acabado, pero este año han sido especiales, han sido unas fiestas con muchas primeras veces.

Las primeras navidades con un peque en la familia, la primera vez que come sólidos, su primer vuelo..., y de eso mismo venimos a hablar hoy, sobre nuestra experiencia, y algún truquito para los primeros vuelos de los más pequeños.

Etel la verdad es que lo llevó genial, a pesar de que fue un día muuuuuy largo. A las 6 de la mañana tuvimos que despertarle para irnos hacia el aeropuerto, ya íbamos tarde y un poquillo atacados, creímos que perdíamos el avión.

En el aeropuerto no dejaba de mirarlo todo y no quería dormir, por una parte mejor porque si dormía durante el vuelo no habría mayor problema, más carreras para llegar y listo, ya estamos en la puerta.

Oh no, Paparockero y yo vamos separados. Gracias a Dios, la persona que iba sentado a mi lado nos cedió su asiento y pudimos ponernos juntos porque si no habría sido un desastre, no podría haber alcanzado las cosas de la pañalera, ya sabéis lo amplios que son los aviones en éstos tiempos.

Vamos con retraso, pero de momento le hace gracia la guía de seguridad y se entretiene. Encienden motores y nos dirigimos a pista. Ni se inmuta.

Intantamos que coja el biberón, ya sabéis que es un pequeño truquito, si durante el despegue y el aterrizaje le dais de mamar o el bibi no se le taponarán los oídos por lo que no será una sensación tan tan extraña para él. Pero nada oye, que el bibe para ti, al menos conseguimos que cogiera la chupeta, no se quejó en ningún momento así que suponemos que hizo el mismo efecto.

Al ratito de despegar y después de haber inspeccionado minuciosamente la bufanda de la joven en el asiento continuo se quedó dormidito de puto agotamiento.

No llevaba ni media hora dormido cuando a la niña del asiento de delante le dió un berrinche con el consiguiente susto a mi osito dormilón, como no había manera de que la chiquilla se calmara Etel se acabó espabilando y siguió con su exploración.

Cerca de la mital del vuelo Paparockero y yo decidimos cambiar los asientos porque no es precisamente cómodo llevar 8 kilos 700 que no dejan de moverse durante casi 3 horas.

Cuando aterrizamos vimos que había 5 bebés en el avión y otros tantos niños más mayores, y el elefantito fue el único que no lloró. Como bien sabéis nuestro rockerillo es un cotilla y todo lo quiere ver así que suponemos que le pudo la curiosidad al miedo.

Al ir a por las maletas la suya no apareció, así que entre unas cosas y otras estuvimos dos horas de más en el aeropuerto de Barajas, y al final acabó quedándose dormido al fin.

En resumen, nuestros trucos eran intentar que tuviera algo que succionar a la hora de despuegue y aterrizaje para evitar esa sensación tan horrorosa de tapón en los oídos, tener en todo momento cosas para distraerle, aunque al final no hacieron falta porque el folleto le tenía fascinado.

Habiéndole cambiado el pañal antes del vuelo, en vuelos cortos, no debería haber mayor problema.

Nos contáis cómo son vuestros viajes con los más peques? Nosotros por suerte o por desgracia volamos a menudo y esperamos que sea algo normal dentro de su vida, pero los niños cambian y nunca está de más tener un truquito bajo la manga.


miércoles, 4 de enero de 2017

Cojín de lactancia.

Todos hemos oído hablar sobre los cojines de lactancia, todos sabemos lo que son, pero nadie sabemos realmente la falta que nos hacen hasta que probamos uno.

En ese mismo instante ya no puedes vivir sin el, se convierte en una prolongación más de tu cuerpo, de tu barriga. Un complemento indispensable durante todo tu embarazo.

Para las rara avis que aún no sepan lo que es un cojín de lactancia es un accesoria de diferentes formas y longitudes, con rellenos más o menos rígidos diseñados para soportar al bebé y colocarlo en la postura correcta a la hora de comer.
En la postura normal nos deja descansar los brazos y no tener que estar sujetandolo durante las largas tomas y poder descansar tanto lumbares como cervicales.

Usualmente hay dos tipos diferentes, los pequeños, en forma de U, que son como las almohadas de viaje para el cuello, pues ese estilo. Yi los grandes, en forma de churro o de serpiente que, éstos últimos, en algunos lugares se llaman también cojines de embarazo. Generalmente vienen con fundas lavables así que no hay problemas de higiene

Yo era un poco excéptica, ya sabéis que yo estuve en modo hiper ahorro durante todo el embarazo y me resistía a comprarlo porque pensaba que no iba a ser tan imprescindible como la gente y la matrona decían.

Madre mía, cuando la barriga empezaba a hacerse notable, a pesar y a molestar a la hora de dormir me dí por vencida, encontré uno por 20€ y no me dolió tanto, pero por Dios, si pudiera volver al pasado me la compraría desde el primer momento, que gustazo.

No sabéis hasta que no lo probáis lo que es la comodidad.

Yo compré el grande, el de metro cincuenta. Yo me metía en la cama, me ponía de lado, y el cojín iba desde mi entrepecho, debajo la barriga, entre las piernas hasta las rodillas.

Oh, maravilla, maravillosa, yo la única manera que tenía de dormir era de lado, pero apoyando la barriga en el colchón porque si no me pesaba demasiado y tiraba de la zona de las costillas, así que acababa con un retorcimiento en la zona lumbar que no era humanamente soportable, así que por favor, no sufráis a lo tonto, haceros con uno. Después lo podéis usar como chichonera, como propio cojín de lactancia y para todo lo que se os ocurra.

Vosotras tenéis uno?, cómo os ha ido con él?